Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, pues de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, representa un compromiso global de la Federación Mundial de la Salud Mental para la concientización de los problemas de salud mental.
Con esto, buscan promover que las personas acudan a terapia si llega a tener alguna crisis, si se siente triste o demás, pero ¿Qué es la terapia? Y ¿Cuándo necesitas acudir al psicólogo? En Revista Fama te damos todos los detalles.
¿Qué es la terapia?
De acuerdo con un sitio especializado en psicología; la terapia es un proceso de trabajo interior y evolución personal en la cual la persona que decide empezar, va a dedicar tiempo y energía a escucharse.
La terapia se ajusta a las necesidades de cada persona y de acuerdo al momento en el que se encuentra. La terapia consiste en varias citas con el psicólogo o especialista, en el cual por medio de la comunicación u otras técnicas, la persona va superando algunas dificultades y se hace más consiente de sus miedos, inseguridades, dudas y bloqueos.
Los mexicanos no van al psicólogo
Francisco Martínez León, quien es un académico de la UNAM; la mayoría de los mexicanos no piensan en ir al psicólogo, incluso algunos creen que quienes acuden al psicólogo “están locos”.
"Piensas en ir al psicólogo, generalmente cuando las herramientas y habilidades que tienes ya no son suficientes. Cuando ya intentaste todo, cuando estás en crisis y se te ocurre, solamente se te ocurre, pero no asistes a un psicólogo”. Mencionó.
Señales para ir al psicólogo
No esperes a tener una crisis para acudir al psicólogo, hay ciertos ‘sintomas’ o señales que te ayudarán a entender si necesitas ir a terapia a tratar algo; aquí algunas de ellas.
Se tienen problemas para conciliar el sueño y descansar, esto debido a que tienes alguna preocupación por algún problema
Puedes sentir algunas emociones que te ponen agresivo, irritable y con cambios de humor que no se pueden controlar.
No se controlan las emociones, se llora con facilidad y afloran, sin poder evitarlo, la rabia, la tristeza, la angustia, la impotencia, etc.
Surgen problemas físicos como consecuencia de la somatización de los problemas: dolores en diferentes partes del cuerpo, presión en el pecho, aumento de la frecuencia cardiaca, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración, etc.
