Entre tantos nuevas formas de coloración con tantos nombres complicados puede resultar un poco confuso elegir la que más se adapta a lo que buscamos para un cambio de look, uno de las técnicas que más llama la atención y causa confusión es el Ombré.
Esta técnica se puso de moda hace algunos años y a pesar de ser el estilo favorito de muchas personas, comprenderlo y diferenciarlo de otras técnicas sigue siendo algo un tanto complicado, lo que lo caracteriza es que se trata de una degradación de color que va de un tono oscuro a uno claro.
La palabra en francés Ombré significa literalmente dos tonos por lo que podemos asumir justamente eso, que la transición entre ambos colores es ligera por lo que se destaca por verse como dos bloques de colores diferentes, pero llevar a cabo esta técnica de forma exitosa no es tan sencillo.
La clave está en la transición, que si bien es sutil existe para que el cambio de tonos no luzca descuidado, al contrario, el efecto que se busca es un transición natural. Hay muchas formas de obtener esta variación de tonos con diferentes técnicas una de las que más suele confundirse con el Ombré es el Balayage.
La diferencia entre estas es sutil pero hace una gran diferencia cuando se trata de el efecto deseado por cada persona, mientras que el Ombré es un bloque de color el Balayage da volumen al cabello mezclando a diferentes alturas diferentes tonalidades dándole un efecto aún más natural ya que se va del color natural en la raíz a tonos rubios en las puntas.
