Hannah Hopkins, una mujer originaria de Oxford, se había sometido en muchas ocasiones a tratamientos cosméticos, debido a su ocupada vida laboral que la obligaba a tomar vuelos al extranjero constantemente, se sentía presionada a lucir siempre perfecta.
Debido a esto, ella optó por el maquillaje permanente para ahorrarse tiempo, ya antes se había sometido a la micro pigmentación de cejas y al delineado de labios permanente, por lo que tenía experiencia en estos tratamientos cosméticos antes de decidir realizarse un delineado permanente.
La mujer contó al Daily Mail que después de una extensa búsqueda eligió un lugar que parecía confiable para realizarse el tatuaje, pero se sorprendió al ver a la mujer que le iba a realizar el procedimiento “alterada” y tarde a la cita ademas de descalza por lo que no revisó a Hannah previo a comenzar el tratamiento, así que ella misma le comunicó que uno de sus ojos era de vidrio.
Ella describió que le colocó un gel frío y le dijo antes de iniciar con el tatuaje que si llegase a abrir los ojos durante el proceso podría quedarse ciega y comenzó a tatuarla, Hannah dice haber sentido un dolor que no era normal y le pidió que se detuviera, pero ella la ignoró y le pidió que dejara de "comportarse como un bebé".
Cuando tuvo la oportunidad de liberarse de la tatuadora, quedó impactada al darse cuenta que sus parpados sangraban y se fue del lugar sin pagar directamente al médico, él le dijo que le habían cortado los parpados debido a que la forma de sus ojos no era apta para ese procedimiento cosmético y añadió que le tomaría cerca de 2 años deshacerse de los mal logrados tatuajes en sus parpados.
