Tito Fuentes, integrante de Molotov, reveló recientemente que tuvo que someterse a 11 cirugías reconstructivas, un coma inducido, como consecuencia de años de excesos que marcaron un “antes y después” físico y emocional.
En una publicación reveladora, el músico mostró las lesiones visibles en su rostro que transformaron por completo su rostro y lanzó un mensaje sobre la importancia de atender la salud mental antes de que se refleje en el físico.
¿Qué le pasó a Tito Fuentes de Molotov?
Durante una pausa obligada en su carrera, Tito reveló que debió someterse a más de 11 cirugías reconstructivas como consecuencia de años de excesos y descuidos en su salud. En una de esas intervenciones, el escenario fue tan crítico que los médicos lo indujeron a un coma de casi tres días, episodio que él describe como un punto de quiebre: “estuve muerto en vida dos días y medio”.
La imagen divulgada en sus redes muestra una cicatriz prominente que cruza su nariz y mejilla, vestigio de reconstrucciones faciales profundas. En su publicación, Tito admitió que gran parte del daño no se debió únicamente a drogas, sino al descuido de su salud emocional: “lo que es más fácil no ver o no hablar… lo emocional, lo psicológico”.
Tras ese episodio, decidió alejarse de los escenarios, detener el torbellino de giras y excesos, y enfocarse en terapias y reconstrucción interna.

Estas son las adicciones de Tito Fuentes de Molotov
Tito ha hablado con cruda honestidad sobre sus luchas: entre ellas, abuso de drogas ilícitas, alcoholismo y un componente menos difundido, adicción al azúcar. En hospitalizaciones recientes comentó que era incapaz de negarse a “paletitas, chicles, ‘sugar shots’”, lo que agravaba su desgaste físico.
Durante años, el rock ’n’ roll, la presión artística y la dolorosa pérdida de sus padres crearon una combinación explosiva que se convirtió en ese “punto de quiebre silencioso”. Sobre ese ciclo, reconoció:
“Llevo 30 años haciendo lo que se me da la gana, sin cuidarme física ni emocionalmente… caí en la adicción, el alcoholismo… un montón de cosas muy destructivas por no saber hablarlas”.
También enfrenta una condición física derivada de tocar su instrumento: rizartrosis en ambas manos, desgaste del cartílago articular que le genera dolor crónico y obliga a tratamientos frecuentes.
Desde esta luz dura, Tito Fuentes proyecta un regreso consciente: no volver pronto a los escenarios sin estar verdaderamente íntegro. Compartir su rostro, sus cicatrices y sus confesiones es, para él, un acto de valentía y de advertencia para quienes creen que nada malo puede pasarles.