La industria del entretenimiento mexicano se encuentra de luto tras la trágica noticia del fallecimiento del icónico actor Ernesto Gómez Cruz, anunciado anoche por la Asociación Nacional de Actores (ANDA). Con 90 años de edad, Gómez Cruz dejó un legado imborrable en la cinematografía mexicana, participando en emblemáticas películas como "Los Caifanes", "El infierno" y "El crimen del padre Amaro".
Las redes sociales se han inundado de mensajes de despedida para el aclamado histrión, recordando no solo su talento frente a las cámaras, sino también su lucha silenciosa contra la adversidad en sus últimos años de vida. Aunque muchos rememoran los momentos más destacados de su carrera, no se puede obviar la cruda realidad que enfrentó en sus últimos años.
Así fueron los últimos años de Ernesto Gómez Cruz
A pesar de ser reconocido como uno de los grandes del cine mexicano, Ernesto Gómez Cruz experimentó dificultades económicas y emocionales al quedar relegado de la industria del entretenimiento. En una entrevista realizada en 2019, el actor expresó su desolación al declarar: "Sólo espero la muerte". Esta frase revela el dolor que experimentó al verse marginado de oportunidades laborales, sumido en la soledad y la incertidumbre sobre su futuro.
Gómez Cruz compartió abiertamente sus penurias, confesando sentirse "muy solo" y enfrentar problemas financieros graves. Incluso, reveló haber perdido la propiedad de su casa, que ahora pertenecía a sus hijas, y vivir en un modesto cuarto en alquiler. Esta situación, combinada con la falta de memoria y la pérdida de diálogos debido a su edad, contribuyó a su angustia y desesperación por no encontrar oportunidades laborales en la industria que tanto amaba.
"Vivo en una soledad terrible y aplastante, que me tiene esperando el fin de mis días, aunque si surge algo nuevo con gusto seré uno de los primeros en apuntarme, aunque a este paso sólo espero la muerte, esa es segura que llega", mencionó.
A pesar de estos desafíos, Gómez Cruz encontró un resquicio de esperanza al desempeñarse como secretario de Jubilación en la ANDA, donde se sentía "útil" al ayudar a sus compañeros en sus trámites jubilatorios. Este papel le brindó un sentido de propósito en medio de la adversidad, aunque no pudo evitar sentirse desplazado y subestimado en otros aspectos de su vida profesional.
El legado de Ernesto Gómez Cruz perdurará en la memoria colectiva como el de un talentoso actor que enfrentó valientemente las dificultades de la vida, dejando un ejemplo de perseverancia y pasión por su arte. Su partida deja un vacío irremplazable en la industria del entretenimiento mexicano, pero su legado perdurará en cada actuación que cautivó al público durante décadas. Que descanse en paz.
