‘Mi verdad oculta’ es la nueva producción de TelevisaUnivision que ha generado conversación por abordar uno de los temas más difíciles y silenciados: la violencia sexual y las secuelas emocionales que deja en las víctimas.
Con 80 capítulos escritos por Martha Carrillo y Cristina García, la telenovela promete ser un espejo incómodo que mezcla justicia, redención y empoderamiento femenino desde una perspectiva poco vista en la televisión mexicana.Susana González interpreta a Aitana, una mujer que regresa al pueblo donde, 18 años atrás, sufrió una agresión sexual que marcó su vida.
Su regreso no busca únicamente venganza, sino también visibilizar cómo la impunidad y el silencio pueden perpetuar el dolor durante generaciones. Aunque se trata de una historia profundamente mexicana en tono y contexto, pocos saben que está basada en una producción extranjera que ya causó impacto en su país de origen.
¿En qué historia real se inspiró ‘Mi verdad oculta’?
La telenovela mexicana está inspirada en la exitosa serie ‘Amanda’, una producción chilena de AGTV para el canal Mega, emitida entre 2016 y 2017. Escrita por Luis Ponce junto a Daniela Lillo, María Luisa Hurtado, Felipe Montero y Lula Almeyda, la historia fue dirigida por Matías Stagnaro bajo la supervisión de María Eugenia Rencoret. En Chile, ‘Amanda’ causó conmoción por tratar de frente el tema de la violencia sexual y por su retrato implacable de una sociedad que normaliza los abusos cuando provienen de familias poderosas.
La versión mexicana, sin embargo, no es una copia fiel. Martha Carrillo y Cristina García realizaron una adaptación “tropicalizada”, ajustando los personajes, el ritmo y el tono emocional para conectar con el público local. Según explicaron, su objetivo fue mantener el peso de los temas duros, pero añadir una mirada más luminosa sobre la sanación y la justicia emocional.
La historia original de ‘Amanda’: una mujer marcada por el abuso
En la versión chilena, la protagonista es Margarita Gálvez, interpretada por Rocío Toscano, una joven de origen humilde que desaparece de su pueblo después de sufrir una violación colectiva a manos de los cuatro hermanos Santa Cruz, hijos de una familia adinerada y dueña de un fundo. Años después, Margarita regresa bajo una nueva identidad: Amanda Solís, una enfermera que entra a trabajar a la hacienda de sus agresores con un solo propósito: hacer justicia con sus propias manos.
Los agresores son Claudio (Álvaro Gómez), un empresario respetado; Luciano (Carlos Díaz), jefe del fundo; Mateo (Ignacio Garmendia), un veterinario encantador; y Bruno (Pedro Campos), el más joven y rebelde de los hermanos. Cada uno representa un tipo distinto de impunidad y poder masculino dentro de una familia encabezada por Catalina Minardi (Loreto Valenzuela), una matriarca que desconoce los crímenes cometidos por sus hijos.
Mientras Amanda ejecuta su plan, revive emociones que creía enterradas, especialmente al reencontrarse con Víctor Reyes (Felipe Contreras), su amor de juventud, ahora comprometido con otra mujer. Su presencia añade una capa emocional que confronta el dilema entre la justicia y el perdón, la venganza y la redención.
Las diferencias entre ‘Amanda’ y ‘Mi verdad oculta’
Para ‘Mi verdad oculta’, Carrillo y García no solo cambiaron los nombres, sino también el enfoque emocional. En lugar de un relato centrado únicamente en la venganza, la nueva versión explora la sanación de las víctimas, el impacto en las familias y las grietas del sistema judicial. La protagonista, Aitana, no busca destruir, sino exponer y sanar.
La serie se inserta en una nueva etapa de la televisión mexicana, donde los melodramas tradicionales comienzan a integrar temas sociales con profundidad psicológica. Al igual que su versión original chilena, ‘Mi verdad oculta’ no pretende solo entretener, sino también abrir conversaciones necesarias sobre el abuso, el poder y el perdón.
Con actuaciones de Susana González y un elenco sólido, la producción se perfila como uno de los proyectos más arriesgados de la televisión reciente, demostrando que el melodrama todavía puede reinventarse cuando se atreve a contar verdades incómodas.

