Ser madre suele cambiarnos la vida, pero cuando tienes la dicha ser la mamá de un pequeño con autismo entiendes que es la sociedad la que necesita cambiar. Nos urge una lluvia de empatía que nos ayude a entender que ser diferente, no es estar mal.
Desde que tengo memoria he sido una mujer competitiva: pensaba en ser la mejor en la escuela, luego la mejor en mi trabajo y claro, leí más de 10 libros para saber todo sobre madres primerizas, pero mi pequeño me ha enseñado que definitivamente no puedo saberlo todo.
La crianza competitiva puede enloquecernos; ese comparar a mi hijo con los hijos de mis amigas o sus primos, casi me vuelve loca. Porque antes de que lo diagnosticaran con autismo quería que hiciera lo mismo que ellos, sin saber que la vida me había enviado a un pequeño con una forma distinta de ver la vida.
Los primeros dos años fueron de una inmensa culpa y muchas dudas, me preguntaba una y otra vez ¿Qué estaba haciendo mal? ¿Fueron los genes o mi edad?
Luego de varios diagnósticos poco precisos, por fin supe que tenía un hijo con autismo. Lo primero que hice fue llorar, pero al verlo encontré la inspiración para luchar por él y otros niños que tiene este ‘don’. Porque a estas alturas de la vida creo que lo suyo es magia.
Amado hijo, seré tu guía en este mundo que no está listo para ti
Te apasionas por los temas más simples de la vida, demostrándome que no se necesita de mucho para ser feliz.
Eres el ser más honesto que conozco y vaya que todo sería más fácil si el resto de las personas fuéramos tan espontáneas y sinceras.
Amo tu autenticidad, haces que cada día sea una nueva aventura y vaya que me mantienes alerta, pero cada una de tus ocurrencias me hace amar el privilegio de ser tu mamá.
No espero que el resto del mundo nos compadezca, en verdad somos muy felices, pero sí me gustaría que nos ayudaran a hacer de este mundo un lugar más seguro y comprensivo para todos.
Consejos para convivir con un niño con autismo:
Comunicación: La comunicación es esencial para ayudar a al niño a desarrollar habilidades sociales. Utiliza un lenguaje claro y sencillo y siempre manteniendo el contacto visual. Si el pequeño tiene dificultades para hablar, fomenta la comunicación por medio de dibujos, señales o dispositivos de comunicación.
Ajusta el ambiente: Los niños con autismo pueden ser sensibles a ciertos estímulos, como sonidos, luces brillantes, entre otros. Por ello, es necesario ajustar el ambiente para que se sienta cómodo y libre.
Crea rutinas: Los niños con autismo necesitan estructura y consistencia en su vida. Crear rutinas y horarios los hace sentir más cómodos y evita que se sienta abrumados, eso sí debes respetar las reglas.
Busca los juegos adecuados: Los juegos y actividades pueden ser la mejor manera de fomentar la interacción social y el desarrollo cognitivo. Busca actividades que sean atractivas para él, y permítele que se mueva a su propio ritmo.
Necesita de motivación: Celebra sus éxitos, por muy pequeños que sean, y siempre busca asesoramiento si en tu familia o círculos cercanos hay un pequeño con autismo, la mejor forma de apoyar a sus padres es tratando con respeto y empatía a su hijo.
