El reconocido rapero Ángel Quezada, mejor conocido como Santa Fe Klan, ha revelado los difíciles comienzos que enfrentó antes de alcanzar la fama en una entrevista exclusiva con Yordi Rosado.
Santa Fe Klan, quien se ha convertido en uno de los principales exponentes del rap y hip-hop en México, compartió con el público sus humildes orígenes y las luchas que él y su familia tuvieron que afrontar para sobrevivir.
El rapero, en conversación con Yordi Rosado, recordó los días en los que no eran conocidos por millones de personas y susituación económica era precaria. Durante esa etapa, él y su familia se encontraron luchando por lo más básico, como tener algo que comer.
"A veces no teníamos tampoco qué comer y pedíamos fiado ahí en la tienda del barrio, a mi jefa le tiraban el paro", reveló Santa Fe Klan.
Sin embargo, a pesar de sus dificultades económicas, el rapero destacó que su familia no era la que más sufría, ya que en varias ocasiones se enteró de personas que iban a su casa, incluso a su madre, pidiendo ayuda, aunque fuera una simple fruta o verdura.
Estas experiencias les hicieron darse cuenta de que había quienes estaban en una situación aún más complicada.
"Llegaba gente a mi casa a pedirnos un jitomate y viendo eso, decíamos: 'ellos están más cabron...'. Nosotros teníamos el paro en la tienda y nos sentíamos chido, pero había gente peor", agregó.
El rapero también tuvo palabras de cariño para su barrio de Santa Fe en Guanajuato, al que calificó como "muy bonito". Él destacó que es en ese lugar donde nace la felicidad más genuina y donde los habitantes se mantienen unidos a pesar de las dificultades.
"Quiero mucho a mi barrio. Ahí está todo. No me acuerdo de muchas cosas, yo me acuerdo de los vecinos de mi barrio. Mi mamá era bien buena gente con todos como si nosotros tuviéramos mucho para dar", expresó.
Santa Fe Klan concluyó la entrevista elogiando la belleza de su barrio y destacando que a pesar de los desafíos, el espíritu de comunidad y felicidad prevalece.
"Es un barrio bonito. Es un barrio donde hay felicidad; en el barrio es feliz, todos tienen su familia, los morritos salen a jugar, pero siempre alerta. La necesidad a veces los convierte en peligrosos", concluyó.
