La coronación de Fátima Bosch Fernández como ‘Miss Universo 2025’ no solo marcó un logro histórico para México, sino que también abrió la conversación sobre un tema que pocas veces se habla en certámenes de belleza, los trastornos del neurodesarrollo. La modelo tabasqueña, de 25 años, utilizó su momento de mayor exposición pública para visibilizar los desafíos que enfrentó desde la infancia y que, lejos de frenarla, la impulsaron a desarrollar una fuerte disciplina y resiliencia.
Semanas después de su victoria, volvió a llamar la atención debido a una entrevista previa al certamen que se viralizó en redes sociales. En ella, Fátima compartió que creció con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), dislexia e hiperactividad, condiciones que marcaron su etapa escolar y la acompañaron hasta la adultez. Sus declaraciones despertaron interés global, especialmente porque pocas reinas de belleza han hablado tan abiertamente sobre temas de salud mental.
¿Qué es el TDA y por qué es importante hablar de él?
El TDA, conocido como Trastorno por Déficit de Atención, forma parte del espectro del TDAH. Se caracteriza por dificultades para mantener la atención, problemas para organizar tareas, distracción constante y olvidos frecuentes. Es una condición neurobiológica que suele diagnosticarse en la infancia, aunque muchos adultos también la presentan sin saberlo.
A diferencia del TDAH que incluye hiperactividad e impulsividad, el TDA puede manifestarse de forma más silenciosa, lo que provoca que pase desapercibido durante años. Niños y adultos con esta condición pueden tener un alto potencial creativo y excelentes habilidades en áreas donde pueden enfocarse profundamente, pero suelen batallar en entornos escolares o laborales tradicionales que exigen concentración sostenida.
¿Cuál es la diferencia entre TDA y TDAH?
Aunque ambos trastornos pertenecen al mismo espectro, la diferencia radica principalmente en la presencia de la hiperactividad.
TDA: predominan la desatención, olvidos, confusión mental y dificultades organizativas.
TDAH: combina desatención con hiperactividad e impulsividad.
Fátima Bosch compartió que vivió las dos manifestaciones, tanto el déficit de atención como la hiperactividad, lo que hizo que su experiencia escolar fuera aún más compleja.
La infancia de Fátima Bosch y el impacto de vivir con TDAH y dislexia
En la entrevista que volvió a circular tras su coronación, la ahora Miss Universo recordó los momentos más difíciles de su niñez. Contó que desde muy pequeña fue víctima de burlas y críticas por no aprender al mismo ritmo que otros niños.
“Me hacían todo tipo de bullying y tú como niño que tienes dislexia, déficit de atención e hiperactividad, no entiendes por qué el cerebro no entiende”, relató con honestidad.
Su testimonio resonó especialmente entre padres, maestros y jóvenes que viven situaciones similares. Fátima explicó que, a pesar de las dificultades, nunca se permitió asumir un papel de víctima y que desde los ocho años se comprometió con una rutina de estudio más exigente que la de sus compañeros.
“Tengo que estudiar 20 veces cada cosa, no puedo salir el fin de semana a la fiesta porque tengo que tener tutores y lo voy a hacer. En ningún momento me victimicé. Me costó el triple, lo logré, jamás reprobé un examen”, dijo.
¿Cómo afecta el TDA a la vida adulta?
Muchas personas creen que el TDA queda atrás al crecer, pero en realidad puede acompañar a quienes lo viven durante toda la vida. En la adultez, se manifiesta con dificultades para priorizar tareas, mantener el enfoque o gestionar tiempos y responsabilidades. Sin embargo, con apoyo, estrategias personalizadas y una estructura adecuada, quienes lo padecen pueden aprovechar sus fortalezas: creatividad, pensamiento rápido, innovación y capacidad para “hiperfocar” en temas que les apasionan.
